Poemas de ORLANDO FRESEDO
ORLANDO FRESEDO
Orlando Fresedo (1932-1965). Poeta salvadoreño.
Nombre literario de Orlando Aníbal Bolaños, quien fue nieto del general Bernardo López e hijo del capitán Regino Bolaños. Nació en San Salvador, el 30 de agosto de 1932.
Bohemio de corta estatura y carácter inquieto, fue integrante del grupo Octubre y de la Generación Comprometida. Su apellido literario lo tomó de una famosa pareja de compositores argentinos de tango, música a la cual el salvadoreño era apasionado, por sus andanzas y vivencias en bares y prostíbulos.
Graduado de bachiller en Ciencias y Letras, abandonó cualquier posibilidad de continuar estudios superiores y someterse a la disciplina académica. Se dedicó a algunas labores publicitarias y periodísticas ocasionales en diversos medios asentados en la ciudad de San Salvador, en especial en El gráfico colegial (1952), El independiente (1955, al lado de Jorge Pinto h.) y El Diario de Hoy (1956-1965).
En las páginas literarias y editoriales de este último rotativo dio a conocer muchos de sus poemas y artículos, al igual que escritos poéticos dedicados a la niñez local, los que lo convirtieron en uno de los pioneros de la literatura infantil salvadoreña.
En marzo de 1954 obtuvo el primer premio del certamen de narrativa breve de la editorial mexicana Diana con su cuento Barbasco. El galardón consistió en 800 pesos mexicanos, diploma de honor y la divulgación del trabajo ganador en revistas y diarios de esa megápolis norteamericana.
Becado por el madrileño Instituto de Cultura Hispánica, asistió al II Congreso de Literatura Hispánica, que se desarrolló en la capital española en julio de 1954.
Debido a las deudas generadas por su vida bohemia, entre abril y mayo de 1957 permaneció detenido durante varias semanas en la cárcel de Jutiapa (Guatemala), de donde fue repatriado gracias a las gestiones monetarias y gubernamentales emprendidas por el mandatario salvadoreño José María Lemus.
En julio de ese mismo año, el Ministerio de Cultura de El Salvador compró la edición completa de su poemario Baraja de la patria, rústica publicación que se encontraba embargada en los talleres tipográficos de la Casa de la Cultura capitalina, debido a que el autor no había cancelado el monto de la misma.
Un mes más tarde, el jurado literario compuesto por Luis Gallegos Valdés, Juan Felipe Toruño y Alberto Rivas Bonilla le otorgó el segundo lugar -compartido con Oswaldo Escobar Velado- en los Juegos Florales Agostinos de la ciudad de San Salvador, por su Poema a la patria en tres instantes.
Uno de sus textos se hizo acreedor al primer accésit o mención honorífica en la rama poética de los Juegos Florales de Ahuachapán, convocados con ocasión del centenario de la titulación como ciudad de dicha localidad occidental salvadoreña (febrero de 1962). En este mismo año, se hizo cargo de la selección literaria y la locución del programa radiofónico Poemas a la luz de una lámpara, transmitido todas las noches, de las 20:15 a las 20:30 horas, por la cadena capitalina YSEB, fundada en 1951 e instalada sobre la sexta calle oriente de la ciudad capital, en la Torre López -donde también funcionaba el Cine Izalco-, destruida por el terremoto del 10 de octubre de 1986.
Destacado sonetista, sus versos fueron bastante populares en su época, lo que le permitió vender de mano en mano las reducidas ediciones de sus opúsculos poéticos, que fueron bien comentados en los ámbitos local e internacional por escritores de la talla de Claudia Lars, Juan Felipe Toruño, Manuel Scorza y César Dávila Andrade, aunque han sido injustamente olvidados a la hora de elaborar la mayoría de las antologías poéticas salvadoreñas.
Escribió el libro de poemas La bomba de hidrógeno (San Salvador, 1950), en colaboración con Waldo Chávez Velasco, Eugenio Martínez Orantes y José Luis Urrutia. Entre sus otras breves y escasas publicaciones se destacan Signo entre climas (sonetos, San Salvador, 1951, con carta-prólogo de José Jorge Laínez), Bahía sonora (San Salvador, 1953, con portada de Camilo Minero e ilustraciones interiores de Virgilio Trompiz. Fue reeditada después de su muerte), Baraja de la patria (San Salvador, 1957), Sonetos de la gracia suma (San Salvador, 1963) y Emigrados del alba (1964).
Durante los meses anteriores a su fallecimiento, se desempeñó como redactor de la revista De verde, publicada por la Policía de Hacienda, cuerpo de seguridad que fue disuelto en 1992, en cumplimiento de los Acuerdos de Paz suscritos entre el gobierno salvadoreño y la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Murió en un cuartucho de hospedaje de la capitalina "avenida" Independencia, en las primeras horas vespertinas del jueves 18 de marzo de 1965, como producto de la intoxicación alcohólica y de daños hepáticos anteriores. Acompañado en su funeral por Serafín Quiteño, Pancho Lara y unos cuantos poetas y amigos más, fue sepultado al día siguiente en una sencilla fosa del cementerio de La Bermeja, en la ciudad de San Salvador.
soneto
Mi tristeza se inicia con los trenes. Es la vida un adiós con estacion......
